La técnica de acolchado pretende defender los cultivos y el suelo de la acción de los agentes atmosféricos, los cuales, entre otros efectos producen la desecación del suelo, deterioran la calidad de los frutos, enfrían la tierra y lavan la misma arrastrando los elementos fertilizantes, tan necesarios para el desarrollo vegetativo de las plantas. Con la utilización de esta lámina se impide el crecimiento de malezas y se logra precocidad y alto rendimiento en las cosechas.
Se elimina el inconveniente de las quemaduras de las plantas al reflejar la mayor parte de las radiaciones en vez de absorberlas. Impide la evaporación del agua del suelo, beneficiándose las plantas cultivadas de una alimentación constante y regular. Evita fuertes contrastes de temperatura del suelo entre el día y la noche. Al estar la humedad a poca profundidad, las raíces de las plantas más numerosas y se desarrollan lateralmente. La elevación de la temperatura y humedad del suelo favorece la nitrificación, y por lo tanto, la absorción de nitrógeno por la planta. Evita que los frutos estén en contacto directo con la tierra obteniendo una mejor calidad y presentación de los productos.