Las semillas de lavanda son pequeñas y oscuras, con una forma ovalada y una textura lisa. La planta de lavanda es una hierba perenne que puede crecer hasta una altura de 30 a 60 centímetros.
La lavanda es originaria de la región mediterránea, pero ahora se cultiva en todo el mundo por su valor ornamental, culinario y medicinal. En la cocina, la lavanda se utiliza para dar sabor a postres y bebidas, como el té de lavanda. También se utiliza en la fabricación de aceites esenciales y productos de aromaterapia.
Además de su uso culinario, la lavanda se utiliza en la medicina tradicional para tratar una variedad de dolencias, como el insomnio, la ansiedad y la depresión. También se ha demostrado que tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, lo que la hace útil para tratar infecciones y heridas.
En el jardín, la lavanda es una planta popular debido a su atractivo follaje plateado y sus flores moradas o azules. Prefiere un suelo bien drenado y puede crecer tanto en pleno sol como en sombra parcial. La lavanda es una planta resistente que puede soportar la sequía y las heladas moderadas.
En resumen, la lavanda es una planta versátil y hermosa que ofrece beneficios tanto para la salud como para el jardín. Sus semillas son fáciles de cultivar y la planta es fácil de cuidar, lo que la hace una excelente opción para cualquier jardín o huerto.