La producción de granos en Colombia atraviesa una coyuntura crítica. A pesar del potencial agrícola del país, las cifras actuales muestran una profunda dependencia de las importaciones y una baja participación de la producción nacional en el consumo interno. Esta situación no solo impacta a los productores, sino que pone en riesgo la seguridad alimentaria del país.
Un panorama de alerta: baja producción y alta dependencia
De acuerdo con Arnulfo Trujillo Díaz, gerente general de la Federación Nacional de Cerealistas, Leguminosas y Soya (Fenalce), Colombia produce solo el 18% del maíz que consume, el 9% de la soya y apenas el 0,2% del trigo. Esta baja participación nacional contrasta con una demanda creciente: solo en maíz, el país necesita 8,3 millones de toneladas anuales.
Además, el 97% del maíz importado proviene de Estados Unidos, lo que hace al sistema altamente vulnerable ante tensiones comerciales, arancelarias o logísticas. “Si se interrumpieran las importaciones, Colombia solo tendría granos para 15 días”, advirtió Trujillo.
Tierra disponible, pero sin incentivos para cultivarla
Uno de los puntos más alarmantes es que Colombia sí cuenta con el potencial agropecuario para ser autosuficiente. Según Fenalce, existen al menos 16 millones de hectáreas aptas para la producción de maíz, pero hoy solo se cultivan unas 250.000 hectáreas.
“Con un millón de hectáreas bien manejadas, podríamos producir el maíz que necesita el país”, afirmó el dirigente gremial.
Sin embargo, la falta de garantías jurídicas sobre la tenencia de la tierra, el alto costo de los insumos, las condiciones climáticas adversas y la ausencia de una política agraria integral han hecho que los productores desistan de sembrar.
El impacto de los TLC y la falta de regulación interna
Trujillo recordó que en décadas anteriores Colombia sí fue autosuficiente en granos, pero la firma de tratados de libre comercio (TLC), especialmente el que se mantiene con Estados Unidos desde 2012, transformó radicalmente el panorama.
Durante los primeros años del TLC se establecieron cuotas con aranceles, pero hoy la importación es totalmente libre, lo que favorece la entrada de granos subsidiados por EE. UU. a precios con los que los productores colombianos no pueden competir.
“Hoy se puede importar lo que se quiera y al precio que se quiera. Nunca se respetó el equilibrio del tratado”, denunció Trujillo.
Además, la industria nacional no tiene ninguna obligación legal de comprar primero la producción colombiana, lo que margina aún más a los agricultores locales.
Consejos inactivos y ausencia de ejecución estata
Aunque en 2024 se anunció la creación del Consejo Nacional del Maíz y el Consejo de la Soya, hasta la fecha no se han puesto en marcha. Fenalce critica la falta de voluntad política para convertir los acuerdos en acciones concretas.
“El Gobierno ni siquiera ha convocado el primer consejo. Mientras tanto, el discurso de ‘siembren maíz’ se queda en eso: discurso”, indicó Trujillo.
Propuestas para cambiar el rumbo del agro cerealista
Desde Fenalce se plantean varias medidas estructurales para revertir la crisis de la producción de granos en Colombia:
- Programa de cobertura de precios y tasa de cambio, con apoyo del Ministerio de Agricultura.
- Inversión en investigación para el desarrollo de semillas adaptadas al cambio climático.
- Crédito real para pequeños y medianos agricultores, con tasas competitivas y plazos razonables.
- Garantías jurídicas sobre tierras, especialmente en regiones clave como la Altillanura y la Orinoquía.
- Exigencia normativa a la industria nacional para priorizar compras de origen colombiano.
- Fortalecimiento de organizaciones de base, para vender directamente a programas públicos y reducir la intermediación.
- Agregación de valor mediante la transformación local de los granos.
Fenalce trabaja actualmente en un plan estratégico a 10 años, con el objetivo de aumentar gradualmente la superficie cultivada y mejorar la participación nacional en el consumo interno. “Aspiramos a crecer al menos un 10% en los próximos años. Es una cifra que puede recuperar la confianza del productor”, indicó Trujillo.
Inundaciones, clima y decisiones de siembra
En 2025, las condiciones climáticas han agravado la situación. En los Llanos Orientales, las lluvias han afectado gravemente los cultivos de soya, y muchos productores han decidido no sembrar en el primer semestre, lo que repercutirá en menores cosechas para el segundo semestre.
El llamado final: potencial hay, pero falta voluntad política
El gremio de los granos reconoce que Colombia tiene la tierra, la experiencia y la capacidad técnica para recuperar la autosuficiencia, pero falta un compromiso real del Estado.
“Nos hemos estancado. Sin políticas públicas claras, sin infraestructura, sin garantías jurídicas y sin acceso al mercado, los agricultores no tienen cómo responder al llamado de ‘siembren más’”, concluyó Trujillo.
📢 ¿Qué pueden hacer los productores ahora?
En medio de esta coyuntura, Fenalce invita a los productores a organizarse, apostar por alianzas locales, exigir garantías al Estado y aprovechar las ventanas de oportunidad para la transformación agroindustrial. El reto es inmenso, pero Colombia aún puede recuperar su soberanía alimentaria si se toman decisiones estructurales hoy.