Colombia reduce su siembra de granos y aumenta la dependencia de Estados Unidos: una amenaza latente para la seguridad alimentaria

dependencia de importaciones de granos en Colombia

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Colombia enfrenta una creciente dependencia de las importaciones de granos, especialmente de Estados Unidos, lo que representa una amenaza directa para la seguridad alimentaria nacional. La producción local de maíz, soya y trigo no solo ha disminuido, sino que cubre una fracción mínima del consumo interno. Según la Federación Nacional de Cerealistas (Fenalce), el país podría sostenerse apenas 15 días si se detuvieran las importaciones, lo que enciende las alarmas ante posibles tensiones comerciales.

Un panorama crítico: caída en áreas sembradas y baja participación en el mercado

Según Arnulfo Trujillo, gerente general de Fenalce, Colombia consume cerca de 8,3 millones de toneladas de maíz al año, pero apenas produce el 18%. En soya, el panorama es más grave, con una producción local que cubre apenas el 9% de la demanda. Para el trigo, la cifra cae drásticamente al 0,2%.

El problema no es solo de cifras, sino de contexto estructural: altos costos de producción, políticas públicas ineficaces, inseguridad jurídica sobre tierras y falta de infraestructura son factores que frenan el desarrollo del sector.

“No somos autosuficientes en absolutamente nada”, advirtió Trujillo.

TLC con EE. UU. y subsidios: una competencia desigual

Uno de los factores que explican esta dependencia creciente es el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, en vigor desde 2012. Durante los primeros años se establecieron cuotas y aranceles progresivos, pero hoy las importaciones de granos se realizan sin restricciones ni incentivos a la producción local.

Mientras tanto, los productores estadounidenses cuentan con fuertes subsidios de su gobierno, lo que les permite exportar a precios bajos, desplazando a la producción nacional.

“Hoy en día hay carta abierta para que se importe lo que quiera y al precio que quiera”, afirmó Trujillo.

El potencial existe: 16 millones de hectáreas podrían sembrarse

Colombia tiene el potencial para revertir esta situación. Según Fenalce, hay al menos 16 millones de hectáreas disponibles para sembrar maíz, pero actualmente se cultivan apenas 250.000. Con tan solo un millón de hectáreas sembradas, el país podría cubrir su demanda total.

En total, solo se cultivan 450.000 hectáreas de granos a nivel nacional, muy por debajo de lo necesario para alcanzar la autosuficiencia.

Fenalce propone una agenda a 10 años: inversión, crédito y organización

Ante la falta de acción gubernamental concreta, Fenalce ha lanzado un plan estratégico de largo plazo. Entre sus propuestas están:

  • Garantías jurídicas para el uso de tierras en zonas como la Altillanura y la Orinoquía.
  • Programas de incentivos para cobertura de precios y tasa de cambio.
  • Créditos accesibles y reales para los agricultores.
  • Infraestructura de transformación para agregar valor a la producción.
  • Obligatoriedad para la industria nacional de priorizar compras de origen colombiano.

También se trabaja en fortalecer las organizaciones de base en 25 departamentos, promoviendo la venta directa a programas públicos y cadenas comerciales, y evitando así la dependencia de intermediarios.

“Estamos diciéndole al productor que nos pongamos a sembrar, pero de manera organizada”, puntualizó el líder gremial.

Cambio climático y falta de garantías frenan la siembra

Las condiciones climáticas extremas también impactan la producción. En los Llanos Orientales, por ejemplo, las inundaciones recientes han afectado severamente los cultivos de soya, y se prevé una reducción importante en la cosecha del segundo semestre.

A esto se suma la incertidumbre comercial: muchos productores optan por no sembrar ante la falta de garantías de compra o precios justos.

“¿Quién va a sembrar si no hay garantías?”, cuestionó Trujillo tras la convocatoria presidencial a sembrar más maíz.

Conclusión: Colombia en una encrucijada agrícola

La autosuficiencia alimentaria de Colombia no solo es deseable, sino urgente. Las cifras evidencian una situación insostenible y altamente vulnerable ante cualquier cambio geopolítico o comercial. Si bien el país cuenta con la tierra, el conocimiento y la capacidad productiva, falta una política agraria integral que proteja e impulse a los productores nacionales.

En palabras del propio gerente de Fenalce:

“Nos hemos estancado. La crisis no es solo de los granos, es de toda la producción agropecuaria”.

Tomado de Portafolio
Editado por Croper

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