Cómo controlar el Blissus en pastos de tierra fría y recuperar tus potreros

Blissus en pastos de tierra fría

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En potreros ubicados en zonas de clima frío —por ejemplo altitudes entre ~1 800 y 2 800 m s.n.m.— los pastos forrajeros constituyen la base de la alimentación del ganado de leche. Sin embargo, una plaga silenciosa y a veces poco tomada en cuenta es la del chinche del género Blissus, que puede provocar daños severos en los pastos y, por ende, en la productividad del sistema forrajero. Por ello es clave conocer su biología, síntomas, efectos en pasturas de tierra fría y las estrategias para su control.

¿Qué es Blissus?

El género Blissus (orden Hemiptera, familia Blissidae) agrupa varios “chinches de pasto” que se alimentan al succionar savia de la base de tallos, rizomas y raíces de gramíneas forrajeras. La especie mejor documentada es Blissus leucopterus, distribuida en América del Norte.
En Colombia se habla genéricamente de Blissus sp. como plaga en pastos, aunque no siempre se tiene la identificación taxonómica precisa.

Biología resumida

  • Hemíptero chupador: tanto ninfas como adultos se alimentan de savia vegetal.
  • Los huevos se depositan cerca de la base de los tallos de pasto o en el suelo cercano.
  • Las condiciones favorecedoras: suelo relativamente suelto, vegetación densa, estrés del pasto (nutricional, hídrico) que reduce su vigor.

Distribución y relevancia en clima frío

Aunque tradicionalmente más reportado en climas más cálidos, hay evidencias de su impacto en zonas de clima frío de Colombia. Por ejemplo, en la Sabana de Bogotá y valle de Ubaté se reportó la plaga en pastos forrajeros.
También se menciona que durante fenómenos de sequía o estrés hídrico la plaga puede aumentar.

Síntomas y daños en pastos de tierra fría

Síntomas visibles

  • Aparición de parches amarillentos o necrosados en los potreros, que pueden confundirse con hongos o problemas de riego.
  • Pasto debilitado, hoja más fina, menor desarrollo de la planta y en casos graves muerte de plantas individuales o agrupadas.
  • En pastos de clima frío como raigrás, kikuyo mezclado o festucas, el daño radicular o del cuello del tallo reduce la capacidad de la planta para recuperarse.
  • Olor desagradable en el pasto cuando la población es alta (según relato de ganaderos).

Efectos agronómicos

  • Reducción de materia seca disponible para el ganado, lo que afecta la carga animal y la eficiencia de pastoreo.
  • Disminución del vigor del pasto, retrasa su recuperación post-pastoreo y puede requerir resiembra.
  • Costo adicional en la lógica de manejo: menos forraje, más riegos/cargas por ha, posible necesidad de químicos o prácticas culturales especiales.
  • En pastos destinados a clima frío, donde los rendimientos suelen ser menores a climas cálidos, el impacto relativo puede ser mayor.

Factores que favorecen el ataque de Blissus en zonas de clima frío

  • Pastos con estrés hídrico o nutricional: aunque clima frío suele implicar mayor humedad, periodos secos o falta de riego pueden debilitar la pastura.
  • Suelos con materia orgánica acumulada, césped denso o “colchonetas” de pasto muerto que permiten refugio de insectos.
  • Escasas prácticas de renovación del potrero, acumulación de malezas o cobertura vegetal que favorece microhábitats de la plaga.
  • Climas con fluctuaciones: en períodos secos o con mayor radiación el pasto se debilita y la plaga toma ventaja.
  • Falta de monitoreo o detección tardía: los productores suelen ver el daño cuando ya está avanzado.

Manejo integrado de Blissus en pastos de tierra fría

Dado que se trata de una plaga que actúa en el sistema radicular o basal del pasto, el manejo debe combinar varias estrategias: culturales, de monitoreo, biológicas y químicas (como última instancia).

1. Monitoreo y diagnóstico temprano

  • Realizar inspecciones periódicas de los potreros, buscando zonas de debilitamiento o amarillamiento.
  • Revisar la base de los tallos y rizomas, procurando ver insectos o síntomas de succión.
  • Llevar un registro de cargas animales, época del año y condiciones de pastoreo para detectar patrones de aparición.

2. Prácticas culturales preventivas

  • Renovar pasturas periódicamente, eliminar cobertura vegetal densa muerta o malezas que puedan servir de refugio.
  • Mejorar la aireación del suelo, evitar compactación que favorece insectos basales.
  • Asegurar un buen nivel de nutrición y humedad para que los pastos tengan vigor y puedan tolerar mejor el ataque. Por ejemplo, en clima frío garantizar fertilización adecuada y carga animal apropiada.
  • Manejar cargas animales de forma que el pasto no sea sobrepastoreado, lo que debilita la planta y favorece ingreso de plagas.

3. Control biológico y mejoramiento del agroecosistema

  • Promover organismos benéficos del suelo (hongos entomopatógenos, bacterias) que ataquen fases larvarias/subterráneas del insecto. En discusiones técnicas se menciona el uso de Metarhizium anisopliae, Beauveria bassiana u otros como complemento.
  • Fomentar rotación de pastos, mezcla de especies que dificulten el establecimiento homogéneo de la plaga.

4. Control químico (uso responsable)

  • Solo cuando los niveles de plaga hacen evidente la reducción de producción y tras evaluar carga animal y costo/beneficio.
  • Seleccionar productos registrados para uso en potreros y compatible con producción lechera (considerando periodos de retiro, residuos en leche). En Colombia, los ganaderos han usado Fipronil como alternativa.
  • Aplicar con buena cobertura del suelo y base del tallo donde está el insecto.
  • Considerar prácticas complementarias al químico: por ejemplo, subir la lámina de riego para incrementar humedad y debilitar la plaga.

5. Manejo post-ataque y recuperación

  • En potreros con daño severo, considerar resiembra de la sección afectada del pasto, mejorar suelo (aireación, materia orgánica, fertilización).
  • Monitorear intensivamente tras el control para evitar reinfestación.
  • Ajustar carga animal y pausas de pastoreo para permitir recuperación del pasto.

Recomendaciones específicas para zonas de tierra fría

  • En altitudes entre 1 800-2 800 m, donde se utilizan pastos como kikuyo, raigrás, festucas u otros adaptados al frío, es importante considerar que el vigor del pasto es más lento que en trópico bajo. Por ello, los daños por Blissus pueden tardar más en recuperarse. Utiliza mezclas forrajeras que permitan diversificación y resiliencia.
  • Vigila la humedad del suelo: zonas de clima frío pueden tener humedad persistente, pero también periodos secos o frío que limitan el crecimiento vegetal. Un pasto debilitado es blanco fácil para la plaga.
  • Coordina el control con momentos de baja carga animal (por ejemplo durante pausas de pastoreo) para facilitar la recuperación del sistema forrajero.
  • Integra la fertilización, aireación del suelo y pastoreo rotacional como parte del plan de manejo para minimizar los impactos económicos.

Conclusión

La plaga de Blissus en pastos de tierra fría es una amenaza real para la producción de forraje y, por ende, para la eficiencia del sistema de producción animal. Sin embargo, con un enfoque de manejo integral —que combine vigilancia, prácticas de sanidad del potrero, fortalecimiento del pasto y, cuando sea necesario, intervención química— es posible mitigar sus efectos y salvaguardar la productividad del pasto.
Una actuación oportuna, adaptada a las condiciones de clima frío, junto con buenas prácticas de manejo forrajero, hará la diferencia entre una plaga manejable y un problema grave.

Redactados por Croper

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