Colombia aumenta importaciones de cereales y soya. En 2024, Colombia consolidó su dependencia de las importaciones agrícolas para abastecer la demanda interna de cereales, leguminosas y soya. Sin embargo, este escenario también abre la puerta a nuevas oportunidades de exportación para el agro colombiano, que podrían cambiar el rumbo de su balanza comercial.
Crece la dependencia de importaciones para consumo interno
De acuerdo con la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce), Colombia importó más de 9 millones de toneladas de cereales, 160.000 toneladas de leguminosas y 2 millones de toneladas de soya y derivados en 2024.
El caso del maíz es especialmente crítico: aunque la producción local alcanzó 8,38 millones de toneladas, fue necesario importar 6,82 millones de toneladas para cubrir el 81,4% de la demanda interna. Estados Unidos sigue liderando como principal proveedor, seguido de Canadá, Argentina y Bolivia en productos como trigo, cebada y aceite de soya.
Soberanía alimentaria en juego: el llamado de Fenalce
Fenalce advierte que, sin políticas efectivas para aumentar la productividad y competitividad del sector agrícola, Colombia seguirá dependiendo de proveedores externos, poniendo en riesgo su soberanía alimentaria.
“El potencial productivo del país es suficiente para revertir esta fragilidad. Es urgente implementar estrategias que permitan tecnificar el campo y expandir las áreas cultivables”, afirmó Arnulfo Trujillo Díaz, gerente general de Fenalce.
Oportunidades de exportación: frijol común y frijol caupí en la mira
A pesar de la alta dependencia importadora, Colombia también registró exportaciones de más de 4.000 toneladas de granos y derivados. Las ventas de frijol común a mercados como Estados Unidos y España reflejan un nicho en crecimiento. Además, el frijol caupí, cultivado en la Costa Caribe, comienza a posicionarse como un producto atractivo para la exportación.
Programas de desarrollo regional, como los impulsados en Córdoba, muestran que con tecnificación y alianzas estratégicas, Colombia podría fortalecer su presencia en mercados internacionales.
Del déficit a la oportunidad: el reto de la competitividad
La clave para reducir la dependencia y aprovechar las oportunidades está en mejorar la productividad, estandarizar la calidad y conectar a los productores colombianos con la demanda internacional. Fenalce insiste en la necesidad de definir políticas públicas claras que impulsen al agro como motor de exportación.
“Colombia tiene la oportunidad de pasar de ser un importador crónico a convertirse en un proveedor regional clave de cereales, leguminosas y soya”, concluyó Trujillo Díaz.
Conclusión: del desafío a la transformación
El panorama actual evidencia la necesidad de un cambio estratégico en la agricultura colombiana. Si bien las importaciones seguirán siendo necesarias en el corto plazo, las oportunidades de exportación demuestran que es posible fortalecer el agro nacional, reducir la dependencia y mejorar la competitividad en el mercado global.
Editado por Croper
Tomado de https://www.agrolatam.com/